Feria de Sevilla
Del 12 al 17 de Abril
El sevillano durante la Feria, convierte la Caseta en su casa, en ella recibe y atiende a familiares y amigos y ejerce de anfitrión como si en ella estuviera.
En las casetas, sencilla y bellamente engalanadas, no falta el Fino de Jerez o la Manzanilla de Sanlúcar de
Barrameda, el jamón, las gambas, el baile, las sevillanas,
las palmas, la guitarra y también, por qué no, la gaita y el tamboril rociero, ... y nunca, nunca debe faltar "ese caldo del puchero" con un chorreón de fino, capaz de hacernos sentir como nuevos...
La Feria de Sevilla, llamada también Feria de Abril, se celebra una o dos semanas después de Semana Santa y empieza el lunes a las doce de la noche con la popular prueba del alumbrado, con el encendido de su portada de miles de bombillas y farolillos que la convierten en un ascua de luz, y tras unos interminables días de contento, lujo y señorío, caballistas, amazonas, paseos de caballo y deslumbrantes carruajes, finaliza oficialmente el Domingo a las doce de la noche con un espectáculo de fuegos artificiales a la orilla del Río Guadalquivir.
Debido a sus actuales proporciones se rumorea el traslado de la Feria de Abril al Charco de la Pava, zona que queda a la orilla del río Guadalquivir, en terrenos recuperados para la celebración de la Exposición Universal celebrada en Sevilla en 1992.
DETALLE:
Cada año se elabora en la entrada al recinto una portada nueva, que suele hacer referencia a algún monumento de la ciudad.
El recinto ferial está dividido en tres sectores: el Real de la Feria (ver plano), llamado así por el real que cobraban antiguamente los cocheros por llevar a la gente a la Feria; la Calle del Infierno, que es un gran parque de atracciones, y la zona de aparcamiento.
El Real, adornado con miles de farolillos, es como una ciudad en miniatura. Sus calles de albero, todas con nombres de toreros, están repletas de casetas. Estas casetas son como casas sevillanas que se han trasladado a la Feria para vivir allí mismo la vida corta y fugaz de la fiesta. Están construidas con un armazón de hierro cubierto de una lona, normalmente de listas de colores rojo, azul o verde. La decoración interior imita el estilo sevillano, con su pintura floreada, espejos y carteles, flores naturales o de papel y fotografías con motivos de la feria. Tienen dos partes: una parte delantera que da a la calle y que es donde se come y se baila; y una parte trasera donde se ubican el bar, el baño y el almacén. En las más de 1000 casetas es donde realmente se vive el espíritu de la fiesta. La mayoría son privadas, aunque también existen más de 15 casetas públicas.
En este improvisado hogar, la sevillana, el baile típico hispalense, es el centro de cualquier reunión. Muchas mujeres bailan ataviadas con el típico traje de flamenca (también llamado "de gitana"), único traje regional que no sigue unas reglas fijas y cambia con las modas. Contemplar el revuelo de mantones y lunares moviéndose al compás de la música es todo un espectáculo.